- PSICÓLOGO-GUSTAVO TORRES FERNÁNDEZ
Desde hace unos años ha habido un boom en terapias de tercera generación, entre las cuales destaca el Mindfulness sobre todas ellas. Con eso de que cualquier persona puede meditar, la acción es presumiblemente simple y accesible, y no requiere de ninguna equipación especial, mucha gente se ha apuntado a realizar estas prácticas meditativas de mindfulness.
Pero, ¿qué es el mindfulness?

Primeramente cabría diferenciar entre meditación espiritual y mindfulness. La diferencia, aunque simple, es necesaria puntualizarla. La meditación desde siempre ha tenido un rol primordial en numerosas prácticas religiosas o espirituales, siendo esta el camino al nirvana budista e hinduista o -incluso- una forma de acercamiento a Dios en otras religiones como la cristiana o el Islam.
Por su parte, el mindfulness es la práctica meditativa quitando toda connotación mística o religiosa. Cero misticismos. Sería, por tanto, una meditación secular que pretende abordar qué pensamos y la forma en la que nuestros pensamientos afectan a nuestras emociones y conductas.
Ello se realiza por medio de un enfoque desde el presente en los pensamientos que están cruzando nuestra mente en este mismo instante, permitiéndonos crear una distancia entre el pensamiento y nuestro ser y reconociendo cómo nuestro cuerpo reacciona fisiológicamente a tales pensamientos (aceleración del pulso, respiración agitada, etc).
Así que, a diferencia de lo que piensa la gente de que se trata de “poner la mente en blanco”, la meditación consiste en un duro entrenamiento mental por el que se desarrollan cualidades como la atención plena, la compasión y la gestión del estrés, la ansiedad y los pensamientos obsesivos o rumiantes.
Haciendo un paralelismo, pese a que vemos a la persona meditando en aparente calma y relax, por dentro está realizando todo un trabajo removiendo sus emociones y pensamientos, poniendo un énfasis en su atención plena y compasión. Esto sería como ver a un pato cruzar un estanque de lado a lado en aparente calma sin observar cómo en realidad cruza el estanque porque sus patas están moviéndose bajo el agua para generar el impulso que lo desplaza.
¿Qué ocurre cuando meditas?
Las primeras reacciones a una práctica de mindfulness son variadas. Hay quien logra seguir las instrucciones de la meditación guiada y te responde con sorpresa que conectó con una sensación de calma, paz y cuidado que jamás había tenido antes, mientras que otras personas se estresan porque consideran que no logran “domar” su mente y sus divagaciones en plena práctica.

Con las primeras me alegro por haber profundizado hasta un nivel insospechado y les hago saber que no siempre podrán lograr tal efecto; con las segundas, me alegro porque se hayan dado cuenta de que su mente divaga aunque se enfaden por ello. El enfado entra dentro de la normalidad porque todavía no se ha adquirido una postura de "no juzgar/no juzgarse".
- ¿Cómo? ¿No he escuchado el audio y seguido las indicaciones y te alegras?
- Sí. No pasa nada. Es común que nuestra mente divague mientras realizas la meditación y, si no ha divagado ahora, en algún momento lo hará. De hecho, que divague tu mente es genial porque así te da la oportunidad de permitirte volver al pensamiento, sensación o movimiento en que estás concentrándote. Sin saberlo, cada vez que tu mente divaga y vuelves a concentrarte estás trabajando tu habilidad para anclarte en el presente.
¿Cuáles son los beneficios de la meditación o Mindfulness?
La meditación lleva práctica, mucha práctica. No es algo que se realice una única vez y tenga resultados inmediatos. Pero, si se tiene una continuidad, sus beneficios no se terminan cuando suena el gong final de tu práctica de meditación.
Tras mucha (muuuucha) práctica se extrapolan los beneficios de la práctica meditativa formal a tu situación en el día a día, traduciéndose estos beneficios de la meditación en que adoptas una nueva perspectiva sobre tu situación actual; te permites afrontar tu estrés de una manera distinta al no dejarte arrastrar por las emociones o pensamientos fruto de la ansiedad; aumentas tu autoconsciencia, tolerancia y paciencia; reduces los pensamientos en bucle y emociones negativas asociados, y funcionas desde el presente.
Como imaginarás, esto cambia tu forma de relacionarte contigo y con tu entorno, permitiendo que experimentes tu forma de vivir de una manera distinta a como la estabas haciendo.